Ribera del Duero: vinos con sabor a poesía
Los vinos de Ribera de Duero cotizan al alza y no es extrañar. Sus caldos recogen todos los matices de esa tierra aterida por gélidos inviernos y ardiente debido a los sofocantes estíos ¿Su misterio? Está conectado con el de los viticultores que hace dos mil años comenzaron a cultivarlos. Enólogos prehistóricos que conocían el valor de esos campos que crecen a orillas del Duero. El mismo que con su ritmo incesante de vitalidad despertó las estrofas de Gerardo Diego y Antonio Machado. El que con tanto mimo elaboran y cuidan sus enólogos combinando tradición y modernidad, enmarcadas en la noble madera de sus barricas.
La filoxera en el Duero
El misterio también alcanza a la capacidad de esta tierra tan recia para limitar el arrollador paso de la filoxera; un insecto capaz de acabar con viñedos enteros como quedó en evidencia a finales del siglo XIX. El suelo arenoso de la ribera sur del Duero frenó una plaga que afectó a toda la península. La única solución fue el trasplante de las vides enfermas por vides americanas.
Sin embargo, la resistencia de la tierra ribereña del sur del Duero logró salvar algunas viñas autóctonas en Segovia y Valladolid que aún se conservan.
El vino y su climatología
El intenso frío que retrasa el brote de la vid combinado con el contraste extremo de temperaturas entre los días y las noches de verano; logran un fruto equilibrado, con el punto ideal de madurez, que aporta un emboque inimitable a los vinos de Ribera del Duero.
Sus propiedades organolépticas se declinan en una seductora combinación de aromas y matices conducidos con vigor y maestría. Vinos que saben a celebración, a homenaje y a poesía. Estrofas que eclosionan en el paladar con todos los matices pétreos de una tierra sobria que esconde aromas de zarzamora, clavo, cuero… Son caldos robustos que despliegan un buqué persistente y aterciopelado.
Tintos y rosados. Jóvenes, crianzas, reservas y grandes reservas. Uno para cada momento.
Denominación de Origen Ribera del Duero
Desde que en 1982 se reconociera la Denominación de Origen Ribera del Duero, los viticultores y bodegueros han combinado tradición y modernidad. Una evolución que se traduce en más de 1.200 marcas de singularidad y calidad certificada. Como dato adicional, cabe destacar que la cosecha de 2015 recibió la calificación de excelente.
Los municipios que integran la D.O. Ribera del Duero pertenecen a las provincias de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid.
Las etiquetas traseras, selladas por la Denominación de Origen, avalan la autenticidad y rigor de su elaboración. Ahí puedes encontrar cinco códigos de color para identificar cada tipo de vino: rosado, cosecha, crianza, reserva y gran reserva.
Uvas de Ribera del Duero
Las variedades de uvas con las que se elaboran los vinos de Ribera del Duero son tempranillo, cabernet-sauvignon, merlot, malbec, garnacha tinta y albillo.
Los tintos se elaboran con un mínimo del 75% de tempranillo, también denominado tinto fino o tinta del país. Además el 95% del ribera debe estar integrado por esta variedad, bien sola; o bien combinada con cabernet-sauvignon, merlot y malbec. Por tanto, las variedades albillo y garnacha tinta no pueden utilizarse en más de un 5% según la normativa de la D.O. Ribera del Duero.
Los vinos rosados deben elaborarse con un mínimo del 50% de las variedades de uva tinta autorizadas.
¿Cómo disfrutar de un ribera del Duero?
Las posibilidades son infinitas pero ¿qué tal saborear todos los matices de un ribera del Duero contemplando el Cantábrico? Quizá compartiendo mesa en buena compañía o celebrando un momento de sosiego en soledad mientras lees a Gerardo Diego o Antonio Machado… o el periódico.